martes, 29 de mayo de 2012

Día del documentalista.


DÍA DEL DOCUMENTALISTA


"Pídanme que me despelleje las manos tratando de dejar mi huella junto con sus huellas, pero no me pidan que me ponga guantes".

(AW) Publicamos un artículo del compañero ducumentalista Miguel Mirra acerca del día del/la Documentalista que desde 2002 se celebra el 27 de mayo en memoria de Raymundo Gleyzer, secuestrado por un grupo de tareas, el 27 de mayo de 1976.
MANOS_nota_de_Miguel_Mirra

Bunos Aires, 27 de mayo de 2012.-

Día del Documentalista


Por miguel Mirra


En el año 2002 propusimos el día 27 de mayo como el Día del/la Documentalista, en memoria de Raymundo Gleyzer, en un multitudinario encuentro en la casa de las Madres de Plaza de Mayo, Línea Fundadora.
En el año 2007, agregamos a la conmemoración a Rodolfo Walsh, en un acto callejero en San Juan y Entre Ríos, donde colocamos una placa a su memoria.
En este 2012, a diez años de aquella primera iniciativa y a diez años de la masacre de Avellaneda, dedicamos nuestro día a la memoria de Darío Santillán, Maximiliano Kosteki, Claudio Lepratti y de todos los compañeros y compañeras asesinados por luchar.
Sabemos que los documentalistas somos unos pocos, entre los millones de oprimidos. Pero también que tenemos una misión que cumplir. Una misión nada prescindible.
¿Conocen las pinturas de la Cueva de las Manos? Ese, me parece, es el mejor ejemplo de cuál debe ser nuestra función. Más allá de quienes seamos cada uno, todos y cada uno tenemos que dejar las huellas entrelazadas de nuestras manos en el fondo de la caverna oscura. Entonces, esas serán las huellas de todos, no sólo las de cada uno, no sólo las de los documentalistas, sino las de todos. Pero para eso, al igual que los pintores del río Pinturas, podemos ser cada uno un par de manos que dejen sus huellas propias e irrepetibles pero, por sobre todo, tenemos que ser un conjunto de manos que dejen un tejido entrelazado de huellas que hablen por todos, no sólo por nosotros, sino por todos.

"¿Saben qué? -les decíamos a los compañeros y compañeras de los movimientos sociales con los que construimos allá por el 2002 y 2003 los legendarios Talleres Documentales de Base en los barrios del conurbano- Yo sólo puedo hablar por mí, pero junto con ustedes, puedo hablar por todos".
Así, el trabajo documental pasa a transformarse en el trabajo de todos y cada uno, atravesado por una autoría a la vez individual y colectiva. Un entretejido donde cada hebra existe por sí, pero entre todas hacen la manta que nos abriga del invierno y la bandera con que marchamos en las calles.
Se acabaron, entonces, las pretensiones de estrellato, porque la única estrella pasa a ser la intrincada huella colectiva que construimos entre todos. Se acabaron también las disputas de cartel o marquesina. Nadie buscará dejar su huella más arriba que las de los otros, sino más entrelazada. Y se acabaron los mercenarios y los funcionarios: no se puede dejar huellas con las manos enguantadas.

"Pídanme que me despelleje las manos tratando de dejar mi huella junto con sus huellas, pero no me pidan que me ponga guantes".
Miguel Mirra, documentalista
Movimiento de Documentalistas
Buenos Aires, 27 de mayo de 2012

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