lunes, 11 de marzo de 2013

La muerte de Chávez en la prensa.

La «dolce vita» de los Chávez

po Ludmila Vinogradoff / caracas
Día 10/03/2013 - 

Sin rubor ni tapujos, sus hijas cuelgan en las redes sociales las fotos de sus viajes y sus citas con los famosos

En 2009, las hijas y nietos de Hugo Chávez tomaron un paseo en barco para conocer los glaciares argentinos 

abc
Rosinés se fotografió junto a Justin Bieber

Le gustaba llevar relojes de marca del tipo Patek Phillip y trajes de firma a la medida, mientras predicaba por televisión su «socialismo siglo XXI» y abrazaba a los niños y ancianos para conquistar el corazón de los desposeídos. En los 14 años que gobernó a Venezuela, Hugo Chávez no se privó de ningún placer mundano como son los innumerables viajes que  hizo alrededor del planeta, hospedarse en los hoteles más caros, tener vehículos y llevar joyas costosas.
(y sigue la retorcida nota con conceptos similares)

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esto se publica  en el diario argentino Página 12


No estuvo bien

Por Santiago O?Donnell


La muerte de Chávez estuvo mal. No digo la muerte en sí, todos vamos a morir, pero cómo se manejó desde el poder, ocultando la verdad a toda esa gente que se preocupaba por él y que salió a la calle a llorarlo cuando finalmente le dijeron que Chávez había muerto. Esa gente, ese pueblo, se merecía la verdad.

Yo entiendo que en la política no conviene mostrar debilidad. Entiendo que la construcción del mito sirve para afianzar a los herederos políticos del comandante. Entiendo que se quiera preservar todo lo que hizo Chávez por la inclusión social en Venezuela y por la unidad latinoamericana. Pero lo que hicieron me sigue pareciendo una falta de respeto.

No soy un experto, pero me parece que una persona que es operada de cáncer al menos cuatro veces en menos de un año y medio tiene un cáncer galopante y no está en condiciones de gobernar. Ya en la campaña para las elecciones de noviembre se lo vio a Chávez todo hinchado de cortisona y él mismo reconoció que tenía que tomar poderosos calmantes para controlar el dolor.

Después estuvo tres meses en Cuba prácticamente sin dar señales de vida, encerrado en un hospital de un país que depende económicamente de lo que decida el enfermo o su eventual sucesor, sin que puedan verlo los presidentes extranjeros que viajaron a visitarlo, ni nadie que no pertenezca al círculo íntimo de Chávez y tenga el visto bueno de los hermanos Castro. Los cubanos manejaron la comunicación desde la isla como lo vienen haciendo desde que triunfó la revolución, hace ya muchas décadas: siguiendo a rajatabla el modelo totalitario propagandístico de las dictaduras china y soviética.

Salvo en Corea del Norte, Irán, Cuba y países por el estilo, cuando una persona importante se enferma, ni hablar el presidente, se estila que el médico que lo trata o el jefe del equipo médico informe periódicamente sobre el estado de salud del paciente. Alguien que se haga responsable desde el punto de vista médico y diga qué enfermedad tiene el paciente, en qué consisten las operaciones que se le realizan, qué órganos están afectados y cuál es el tratamiento que se le practica. Información básica. No hace falta entrar en detalles ni hacer un reality. Tampoco se puede negar lo evidente.

En el caso de Chávez, todavía no sabemos qué tipo de cáncer sufrió, ni qué le removieron en las intervenciones quirúrgicas, ni de dónde se lo removieron; nunca se supo si lo conectaron o no a un respirador artificial, pese a que se dijo muchas veces desde el gobierno que Chávez padecía una infección pulmonar; no se sabe si estaba bajo el efecto de la morfina y ni siquiera se sabe si en algún momento estuvo inconsciente durante los tres meses que estuvo en Cuba, según los chavistas, gobernando Venezuela.

Entonces, me parece, es lógico que mucha gente empiece a poner en duda la información fragmentaria e incompleta que dieron Maduro y un par de ministros, convertidos en portavoces de médicos que ni siquiera se sabe quiénes son.

No hace falta odiar a Chávez, ni tener amigos en el exilio de Miami, ni ser golpista para desconfiar.

Anoche, un médico legista me dijo que preparar un cuerpo para ser exhibido durante diez días sin descomponerse lleva días, no horas. Pero Chávez empezó a ser mostrado pocas horas después del anuncio de su muerte y según los testigos estaba rozagante. Las fotos con las hijas y con la tapa del Granma de ese día, al mejor estilo Fidel; el tweet anunciando que estaba contento de volver a Venezuela; la limpia y vigorosa firma estampada en el único decreto que supuestamente firmó durante su última convalecencia en Cuba; la ausencia de familiares y funcionarios en el Hospital Militar, después de su vuelta, mientras supuestamente se estaba curando, tras aterrizar sin que nadie lo vea; la supuestas discusiones de gabinete y enérgicas órdenes que les daba a sus ministros, cuando después resulta que no podía hablar porque le habían practicado una traqueotomía... en fin, un montón de cosas que pueden ser verdad. Pero cuando un gobierno oculta información básica, si somos honestos, creo, vamos a sospechar.

¿Y qué importa si hubo ocultamientos y aun mentiras si todo se hizo en función de un bien común, el de preservar los grandes logros de la Revolución Bolivariana? Bueno, está bien. Ignoremos eso y también el fracaso económico, el dólar en negro, la inflación record, la criminalidad record, la corrupción, las valijas, la patotas armadas que fungen de milicias chavistas, la Corte Suprema de mayoría automática, el odio hacia Estados Unidos cuando le vende todo su petróleo a Estados Unidos, el enfrentamiento con las organizaciones nacionales e internacionales de derechos humanos, ignoremos que no hubo dictador en el mundo que Chávez no abrazara. Hagamos de cuenta que hay golpes de Estado buenos, como el que dio Chávez, y golpes de Estado malos, como el que le hicieron a Chávez. Pasemos por alto estos detalles y vayamos al día en que anuncian su muerte.

Me parece que para anunciar un complot internacional, sobre todo en un día de tanta sensibilidad para los venezolanos, hay que ser un poquito más serios, quizás hasta se podría mencionar alguna prueba. Y decir que le inocularon el cáncer, justo en ese momento, ¿no es jugar con los sentimientos de la gente?

Así llegamos a la Constitución. Y sí, voy a decir lo mismo que dice Capriles, ese rival tan odiado por el chavismo. No lo digo porque lo dijo Capriles, sino porque leí la Constitución. Mi impresión es que no la están cumpliendo. Más bien, que el gobierno venezolano está manipulando la Carta Magna chavista para afianzar el liderazgo de Maduro en defensa del modelo carismático cesarista plebiscitario que moldeó el comandante.

La Constitución venezolana dice que si la ausencia del presidente se produce antes de la jura, tiene que asumir el presidente de la asamblea, que no es Maduro sino Diosdado Cabello. Lo dice muy claro. También dice que el presidente tiene que asumir el 10 de enero y no cuando pueda, en otra fecha. También dice que ni el vicepresidente ni miembros del gabinete pueden ser candidatos en una elección para reemplazar al presidente. También dice que el vicepresidente debe ser nombrado por decreto presidencial, ya que no es un cargo electivo. Pero por suerte para los chavistas, con sucesivas ampliaciones Chávez se aseguró una mayoría automática en el Tribunal Superior de Justicia (TSJ), órgano de 32 miembros con el que reemplazó a la vieja Corte Suprema de siete jueces a partir de la Constitución de 1999.

En sucesivos fallos hechos a medida de Maduro, el TSJ falló que Maduro podía ser el ?vicepresidente ejecutivo? aunque Chávez no había firmado ningún papel nombrando a Maduro vicepresidente, por el solo hecho de que Maduro había sido vicepresidente en el período anterior; después falló que Chávez podía jurar cuando y donde quisiera, sin que por eso se pusiera en duda que estaba al mando y en control del país, cuando era evidente que no estaba en condiciones de hacerlo, sólo para sostener a Maduro; después habilitó la candidatura de Maduro para las próximas elecciones al inventar el cargo de ?presidente encargado?. O sea, para que se entienda, la Constitución prohíbe al vice y los ministros ser candidatos, pero no al ?presidente encargado?, pero porque ese cargo no existe, no figura en la Constitución. Mejor dicho, no existía. La maniobra se consumó el viernes en una juramentación que, lejos de los treinta y pico mandatarios que asistieron al funeral de Chávez, apenas contó con la presencia de Correa, los presidentes destituidos de Honduras y Paraguay y una ex senadora colombiana expulsada del Congreso de su país, todos ellas personas muy repetables, pero con un peso simbólico relativo a la hora de la legitimación.

Ese es el problema que yo le veo a esta situación. Entiendo que Lula, Dilma, Insulza y los estadounidenses estén preocupados porque la transición es un momento delicado en un país tan polarizado como Venezuela, y nadie quiere problemas. Entiendo que los Castro estén preocupados por el petróleo regalado, porque medio siglo de experimento comunista no les alcanzó para darse cuenta de que así la economía no funciona.

Pero toda esta manipulación que se hace para fortalecer a Maduro, a la larga o a la corta, podría debilitarlo. Porque podemos pasarnos días enteros hablando de las falencias y las debilidades de las democracias formalistas y neoliberales que colapsaron en Venezuela y otros países de región. De cómo esas democracias fracasadas fueron interpeladas y reemplazadas por la camada de caudillos personalistas que lideró Chávez.

Pero algunas formalidades parecen necesarias. Decir la verdad aunque duela, por ejemplo, o respetar la Constitución cuando no me conviene. No para retroceder, ni para entregar el país, ni para bajar las banderas, sino para estar mejor. Para progresar a partir de lo que ya fue, más allá de lo malo y de lo bueno.

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esto dice el diario de la derecha social-demócrata española EL PAIS

Lo bueno, lo malo y lo feo

La consecuencia más positiva de su mandato es que hizo añicos la coexistencia de Venezuela con la pobreza; la peor, que no dejó un país mejor que el que recibió. Chávez merece que se le recuerde como una oportunidad perdida

por Moisés Naím 

6 MAR 2013 - 

Ya antes de su muerte, Hugo Chávez se había sumado a Fidel Castro y Ernesto Che Guevara en el panteón de líderes latinoamericanos a los que se reconoce al instante en todo el mundo. Y, como Castro y Guevara, Chávez es de lo más polémico. Es objeto de una profunda admiración que se transforma enseguida en veneración apasionada, y de un antagonismo que se convierte con la misma facilidad en odio intenso. Chávez murió el martes, a los 58 años, después de dos años de tratamientos contra el cáncer, según el vicepresidente venezolano Nicolás Maduro.

Es inevitable que su labor sea tan difícil de valorar con objetividad como la de otros dirigentes controvertidos como Mao y Perón. No obstante, aunque los actos de Chávez susciten discusiones sin fin, su legado tiene ciertos aspectos indiscutibles.

» Lo bueno. La consecuencia más duradera y positiva del mandato de Chávez es que hizo añicos la pacífica coexistencia de Venezuela con la pobreza, las desigualdades y la exclusión social. No fue el primer líder político que convirtió a los pobres en el centro de la conversación nacional. Ni tampoco fue el primero que aprovechó el aumento de los ingresos del petróleo para ayudar a esos pobres. Pero ninguno de sus antecesores lo había hecho de manera tan agresiva ni con un sentimiento de apremio tan apasionado como Chávez. Y nadie tuvo tanto éxito como él a la hora de fijar esta prioridad en la mentalidad colectiva e incluso exportarla a los países vecinos y más allá. Además, su capacidad de hacer que los pobres sintieran que tenían a uno de los suyos en el poder no tiene precedentes. Otro aspecto positivo de su legado es que acabó con la indiferencia política y la apatía generalizadas, alimentadas durante decenios por un sistema en manos de unos partidos políticos en descomposición y ajenos a la realidad. El despertar político del país que desencadenó Chávez ha absorbido a habitantes de las barriadas, trabajadores, estudiantes universitarios, la clase media y, por desgracia, también los militares. Y aquí es donde comienza el legado negativo de Chávez.
» Lo malo. Tras 14 años en el poder, Chávez no ha dejado el país con una democracia más fuerte ni una economía más próspera. A pesar de sus constantes recordatorios de que por fin había logrado que los pobres, tanto tiempo excluidos, vivieran con autonomía, y a pesar de que en su presidencia se produjo el aumento más largo y desmesurado de los ingresos por petróleo en toda la historia de Venezuela. Chávez y sus partidarios afirmaban que, durante su mandato, se celebraron 15 elecciones nacionales y referendos, y que sus programas sociales fomentaban la participación y la democracia ?directa? o ?radical?. Sin embargo, como explica el prestigioso profesor estadounidense Scott Mainwaring, para que exista democracia es necesario que haya ?elecciones libres y justas para designar el Gobierno y la cámara legislativa, el derecho casi universal al voto de los adultos en la era contemporánea, la protección de los derechos políticos y las libertades civiles y el control civil del Ejército. El régimen de Chávez no cumple, ni mucho menos, la primera y la tercera de estas características de la democracia. No existe igualdad de oportunidades electorales, y el respeto a los derechos de la oposición se ha deteriorado gravemente. El Ejército está mucho más politizado e interviene mucho más en política que antes de Chávez?.

En realidad, el presidente Chávez fue uno de los que antes y con más destreza supo poner en práctica una estrategia política común tras la guerra fría en muchos países que los politólogos califican de regímenes autoritarios competitivos. En ellos, los dirigentes obtienen el poder mediante elecciones democráticas pero luego cambian la Constitución y otras leyes para debilitar el sistema de control al Gobierno, con lo que se aseguran la continuidad del régimen y su autonomía casi absoluta y, al tiempo, conservan una pátina de legitimidad democrática. No es casual que Chávez fuera el jefe de Estado que más tiempo estuvo en el poder de toda América.

La otra herencia paradójica ?y negativa? de Hugo Chávez es una economía que es un desastre. Es paradójica porque su mandato coincidió con una subida de los precios de las materias primas y la presencia de un sistema financiero internacional lleno de dinero en efectivo y dispuesto a prestar a países como Venezuela. Además, el presidente tenía libertad para adoptar cualquier política económica que quisiera sin limitaciones nacionales, internacionales ni institucionales de ningún tipo. Sin embargo, en el momento de su muerte, pocos países sufren unas distorsiones económicas semejantes.

Venezuela posee uno de los mayores déficits fiscales del mundo, la mayor tasa de inflación, el peor ajuste del tipo de cambio, el incremento más rápido de la deuda y una de las mayores caídas de la capacidad productiva, incluso en el crítico sector del petróleo. Además, durante la era de Chávez, el país cayó a los últimos puestos de las listas que miden la competitividad internacional, la facilidad para hacer negocios y el atractivo para los inversores extranjeros, y subió a los primeros puestos entre los países más corruptos del mundo. Este último dato es otra paradoja más de un líder cuyo ascenso al poder se basó en la promesa de eliminar la corrupción y aplastar a la oligarquía. La burguesía bolivariana -?los boliburgueses, como llaman los venezolanos a la nueva oligarquía, formada por los más estrechos aliados de las autoridades del régimen, sus familias y amigos? ha amasado enormes fortunas gracias a contratos corruptos con el Gobierno. Y eso también forma parte de la desgraciada herencia dejada por Chávez.

» Lo feo. El presidente Chávez deja una sociedad ferozmente polarizada. Aunque siempre existieron divisiones sociales, el estilo político de Chávez hacía demasiado hincapié en alimentar los resentimientos, la rabia y la venganza, hasta niveles antes desconocidos. Tendrá que pasar mucho tiempo y habrá que hacer muchos esfuerzos para sanar las heridas causadas por las inmensas dosis de conflicto social que el presidente promovió y de las que se aprovechó. Otra faceta desagradable del mandato de Chávez es que, durante su presidencia, Venezuela se convirtió en uno de los países con más asesinatos del mundo. Kabul y Bagdad son más seguros que Caracas, donde los homicidios y los secuestros se han vuelto parte de la vida diaria. Los organismos internacionales de policía consideran asimismo que el país es un refugio de falsificadores, blanqueadores de dinero y traficantes de seres humanos, armas y, por supuesto, drogas. Según Naciones Unidas, Venezuela se ha convertido en el principal proveedor de drogas de Europa. El Departamento del Tesoro estadounidense ha acusado a ocho miembros destacados de la Administración de Chávez, incluidos el antiguo responsable de los servicios de inteligencia y el ministro de Defensa, de encabezar redes de narcotráfico.

Ante todo ello, Chávez permaneció callado insólitamente y pasivo. Su complacencia mientras veía cómo su país caía en una espiral de asesinatos y crímenes es uno de los aspectos más desagradables e imperdonables de sus años de mandato.

» La oportunidad perdida. El pueblo venezolano dio a Chávez un cheque político en blanco y, gracias al boom prolongado de los precios del petróleo, contó también con un cheque económico en blanco. Pocos jefes de Estado han podido aunar el enorme apoyo popular y los inmensos recursos económicos de los que disfrutó Chávez durante 14 años. Su control absoluto de todas las palancas del poder le permitió hacer lo que quería. Y lo hizo. Modificar el nombre del país, cambiar su bandera, imponer una zona horaria nueva y especial para Venezuela. Y mucho más. Lo que no hizo fue dejar el país en mejor situación que cuando llegó a la presidencia. Hugo Chávez merece que se le recuerde como una oportunidad perdida.

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editorial del Diario español El País

Una huella desmedida

La muerte de Hugo Chávez pone un punto y aparte en la Venezuela contemporánea

La muerte de Hugo Chávez tras una intensa batalla de dos años contra su enfermedad pone un punto y aparte en la historia reciente de Venezuela, más allá de su condición de jefe del Estado hasta el momento de su fallecimiento. Su desaparición había sido asumida por sus compatriotas tras el espeso y torpe silencio gubernamental que envolvió su reciente regreso de La Habana. Pero esa circunstancia difícilmente rebajará el impacto dejado por un presidente sui generis que consiguió permanecer en el cargo casi catorce años y ganar sucesivas elecciones con una mezcla de carisma personal, largueza en el uso del dinero del petróleo, retórica populista y habilidad para convencer a muchos de que sus vidas serían mejores gracias a la revolución bolivariana.

Chávez ha tomado durante este tiempo prácticamente cualquier decisión importante en Venezuela, mientras copaba de forma paulatina las instituciones y virtualmente cualquier palanca del poder, hasta convertir en unipersonal su régimen socialista, campeón indiscutido de los más desfavorecidos y vaciado de cualquier contrapeso democrático. Este caudillismo sin duda alentará ahora la emergencia de facciones del chavismo, oscurecidas por el brillo del líder. Una de ellas es la encarnada por Nicolás Maduro, el sucesor designado, comprometido a ultranza con el catecismo socialista de Chávez. Otra, más nacionalista, la representan destacados militares, que anoche hicieron aparente piña con el vicepresidente.

El fallecimiento de Chávez, que internacionalmente deja huérfano al régimen cubano, beneficiario privilegiado del petróleo venezolano, y tocados a otros Gobiernos izquierdistas de Latinoamérica ?con los que compartía crudo y retórica antiimperialista? abre el camino a una nueva elección presidencial. Las urnas, en las que presumiblemente el antagonista de Maduro será el centrista Henrique Capriles, derrotado en octubre, darán en el plazo de un mes la medida de si la revolución bolivariana puede sobrevivir sin su inventor al timón.

Ocupar a bote pronto la memoria de Chávez no será fácil para sus detractores y es más que probable que Maduro se alce con el santo y la limosna en unos comicios bajo el impacto emocional de su enorme huella. Pero los regímenes caudillistas no suelen sobrevivir a sus iconos más allá de lo inmediato.

La desmedida personalidad de Hugo Chávez y su inigualable capacidad para conectar con muchos venezolanos le permitieron capear sin cuartearse políticamente los gravísimos problemas de su país. Pero parece más que improbable que su sucesor, el que fuere, concite el apoyo suficiente para hacer tolerables por mucho tiempo a los ciudadanos los enormes desequilibrios económicos, la escasez cotidiana, la extendida corrupción o la violencia urbana rampante que afligen al país caribeño y que permanecen intactos o agravados tras el largo reinado del presidente desaparecido.


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esto publica desde Miami el antichavista y anticubano "El Nuevo Herald"

?Viva Venezuela, mi patria querida?

10 marzo 2013
por Daniel Shoer Roth



Musiú.

Así llamaban los venezolanos a mi abuelo, cuando se asentó en Ciudad Bolívar, en la ribera del Orinoco, refugiándose de la II Guerra Mundial, término del argot popular para referirse a un extranjero, españolizando el título monsieur.

Eran los albores de la década de los años 40 y los judíos escapados de las garras del nazismo encontraron una tierra de gracia que les permitió florecer con su máximo potencial, a su generación, la de mi madre y la mía. Como todo grupo de inmigrantes, nos esmeramos por dar lo mejor de nosotros en aras del beneficio de la sociedad que nos abrigó en tiempos de adversidad.

?Caracas es un paraíso?, solían decir mis abuelos durante décadas, relata mi madre. Eran años en los que no había necesidad de tener cerradura en la casa. ¡Qué vida!

Ese paraíso bordeado por el Caribe y el Amazonas, los Andes y la Guayana, con flores más aromáticas que un perfume y un sol más radiante que el oro, fue un imán en el siglo XX de olas y olas de inmigrantes de países vecinos, el Viejo Continente, el Oriente Medio y lugares tan remotos como China. Pero era el alma del venezolano criollo, cálida, generosa, respetuosa, tolerante, lo que más los cautivó.

En esa Venezuela en la que se crió mi madre, se vivía en armonía. No había odios raciales ni resentimientos entre clases socioeconómicas. Tampoco existía la delincuencia.

Si para los extranjeros era un paraíso, para los criollos era el Jardín del Edén. Por eso tradicionalmente el venezolano ha sido tan arraigado a su terruño; jamás se había visto en la necesidad de emigrar. Al extranjero se viajaba a estudiar o trabajar provisionalmente ?¡y a ir de shopping si se podía!?, sin embargo, el conocimiento adquirido se invertía en el tejido social al regresar a casa.

El joropo llanero, el merengue caraqueño, la gaita zuliana y el polo margariteño; la Feria de la Chinita, las fiestas del Carnaval, el baile de las Turas y el Día de los Inocentes; las arepas, el pabellón, las hallacas, un café guayoyo? ese es el auténtico rostro de Venezuela.

La década de los 90 nos arruinó la fiesta. Un golpe de estado, saqueos, inflación arrolladora, controles de cambio, repunte de la delincuencia, desfalcos al patrimonio nacional, inseguridad personal. Asciende al poder el teniente coronel Hugo Chávez, seduciendo a las masas como un falso Mesías con su atroz invento del socialismo del siglo XXI.

En los 14 años que prosiguen, se destruye la nación policlasista y multicultural que encarnaba para muchos el ?sueño venezolano?. Se incita al odio, a la división de la familia; se dispara el índice de homicidios: ni el alambrado eléctrico es suficiente para frenar una delincuencia desatada y profundamente resentida. Se erosionan las instituciones democráticas y el poder se concentra en un caudillo. Se produce un descalabro generalizado de la calidad de vida. Escasez de víveres, artículos y servicios básicos son el dolor de cabeza de cada día de los venezolanos. Inevitablemente, se genera una fuga de cerebro y capitales.

Esa nube negra descarrila la vida de cientos de miles que regresan a los países de origen de sus padres o abuelos, o emigran por primera vez. Se destruye espiritualmente a toda una nación.

Muchos emigrantes han sido expropiados o despedidos injustificablemente, han sido secuestrados o perseguidos por diferencias políticas, han tenido que abandonar la comodidad de la clase media para recomenzar de cero, fregando pisos en una cultura diferente.

Con la patria en el corazón, los venezolanos en el exilio han vivido muchos años enlutados por el país que vieron morir en sus brazos.

Aunque en el horizonte no se vislumbre el día en que finalmente las espadas forjen arados y las lanzas, podaderas, con el fallecimiento de Chávez se cierra un ciclo de destrucción.

El espíritu de celebración en el sur de la Florida que tanta crítica ha suscitado oculta un punzante dolor de alma. No es un festejo por la muerte de un hombre que ha hecho daño a diestro y siniestro, sino porque germina una esperanza.

En esta otra tierra de gracia a la que yo, como mi abuelo, llegué hace unas cuantas primaveras, canto ?Viva Venezuela, mi tierra herida?.

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esto dice el gusano anticubano Andrés Oppenheimer en El Nuevo Herald, de Miami

el informe Oppenheimer

La campaña de Nicolás Maduro

Andrés Oppenheimer 

Con una inflación récord en Latinoamérica y un índice de criminalidad sin precedentes, la mejor apuesta del presidente interino de Venezuela, Nicolás Maduro, será basar su campaña electoral en la memoria del fallecido presidente Hugo Chávez, y profundizar su enfrentamiento con Washington. Y ya ha empezado a hacerlo.

El martes, poco después de anunciar la muerte de Chávez, Maduro ?candidato del gobierno de Venezuela para las elecciones que deberán celebrarse en los próximos 30 días- sugirió que Estados Unidos había ?inoculado? con cáncer al fallecido presidente Chávez. Al mismo tiempo, expulsó a dos diplomáticos estadounidenses del territorio Venezolano.

Al realizar esas afirmaciones, Maduro ya estaba de lleno en campaña. El presidente interino, un ex chofer de ómnibus y líder sindical designado por Chávez como su heredero político, necesita forjarse una imagen de líder ?antiimperialista? de línea dura, como Chávez, tanto para mantener unido al movimiento chavista como para convertirse en el paladín de la defensa de la soberanía venezolana frente a una imaginaria amenaza norteamericana, dicen en Washington.

Los funcionarios del gobierno del Presidente Obama niegan rotundamente haber causado la enfermedad de Chávez, calificando de ?absurdas? esas acusaciones.

Curiosamente, apenas el año pasado, Maduro y la funcionaria de más alto rango del departamento de Estado para asuntos latinoamericanos, Roberta Jacobson, habían mantenido una conversación telefónica sobre la posibilidad de mejorar las relaciones bilaterales.

El 21 de noviembre pasado, Jacobson llamó a Maduro, quien aceptó el llamado, y durante la conversación el entonces vicepresidente venezolano sugirió la posibilidad de reponer a los embajadores de ambos países. Jacobson, a su vez, respondió que Estados Unidos prefería un acercamiento gradual antes de intercambiar embajadores, empezando con medidas de cooperación en antiterrorismo y lucha contra el narcotráfico, según me dijo Jacobson en diciembre.

Tras la muerte de Chávez, le pregunté a Jacobson por qué creía que Maduro, después de haber propuesto elevar las relaciones bilaterales, ha acusado al gobierno de Estados Unidos de ?inocularle? cáncer a Chávez.

?Nos parece realmente desafortunado que en momentos en que estábamos, y estamos, tratando de tener una relación más productiva con Venezuela, ellos usen este tipo de discurso público y expulsen a dos de nuestros diplomáticos?, me dijo Jacobson. ?Es una pena. Pero seguimos interesados en mantener una relación productiva con Venezuela?.

Jacobson se negó a hacer especulaciones sobre los motivos de Maduro, pero otros observadores de la situación venezolana en Washington consideran que se trata de una obvia jugada electoral.

Maduro, un ex chofer de ómnibus muy cercano al gobierno militar de Cuba, no tiene el carisma de Chávez ni tiene logros de gestión administrativa en los que apoyarse. Y con índices de inflación y criminalidad alcanzando niveles récord, su mejor opción para ganar las elecciones es capitalizar la popularidad de Chávez, y demostrar que puede ser tan duro con los "gringos?? como lo fue su mentor, afirman varios analistas en la capital estadounidense.

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otra nota nauseabunda de Oppenheimer

Los dos legados de Chávez

La muerte del presidente venezolano, Hugo Chávez, marcará probablemente el principio del fin de la influencia política de Venezuela en América Latina, pero es probable que su influencia dentro de Venezuela se mantenga durante décadas.
Contrariamente a la suposición generalizada en los medios de prensa internacionales de que Chávez fue el heredero político del otrora líder guerrillero de Cuba, Fidel Castro, es muy posible que el difunto presidente venezolano pase a la historia como un fenómeno político más cercano al del hombre fuerte argentino Juan D. Perón.

Lo mismo que Perón, Chávez fue un oficial de las fuerzas armadas y un maquinador de golpes de estado que coqueteó primero con el fascismo, luego se inclinó a la izquierda, y una vez en el poder dio millones a los pobres gracias a un boom mundial de los precios de las materias primas, lo cual lo distinguió de presidentes venezolanos anteriores que solamente habían hecho promesas vacías a las masas empobrecidas del país.

Y, lo mismo que Perón, Chávez era un narcisista ?en una ocasión usó 489 veces la palabra ?yo? en un mismo discurso, el 15 de enero del 2011? quien creó a su alrededor un culto a la personalidad y que impulsivamente regaló miles de millones de dólares en su país y en el extranjero sin rendición de cuentas alguna, a expensas de destruir las instituciones de su país y gran parte de su economía.

La influencia de Chávez en Latinoamérica durante sus 13 años en el poder creció en una forma directamente proporcional a los precios del petróleo en el mundo.

Cuando él subió al poder en 1999, los precios del petróleo rondaban los $9 por galón. Cuando los precios del petróleo empezaron a subir gradualmente a más de $80 el barril durante los años siguientes, Chávez empezó a financiar a políticos leales a su causa en Bolivia, Nicaragua, Ecuador y otros países latinoamericanos, y acabó creando su bloque de aliados en el continente, ALBA, que siguieron su modelo narcisista-leninista, que él llamó Socialismo del Siglo XXI.

Hacia el 2006, Chávez estaba regalando hasta $3,700 millones al año en América Latina ?en comparación con los $1,200 millones de la  administración de Bush? para comprar influencia política mientras buscaba respaldo a su fracasado intento de hacer entrar a Venezuela en el Consejo de Seguridad de la ONU.

Muchas de sus promesas nunca se materializaron ?como en el caso de un gasoducto que debía ir de Caracas a Buenos Aires, el cual los escépticos bautizaron como el ?Hugoducto?? y algunas de sus promesas de enormes proyectos de infraestructura en Africa y Asia provocaron críticas en su propio país, donde las carreteras y los puentes se desmoronaban.

Pero la influencia de Chávez en el extranjero empezó a menguar después de que los precios del petróleo alcanzaron una cifra récord de $146 el barril en el 2008. Desde entonces, y especialmente después de que a Chávez le fuera diagnosticado un cáncer a mediados del 2011 y los precios del petróleo bajaron, los petrodólares de Chávez se han confinado a Cuba, Bolivia, Nicaragua, Ecuador y algunas islas del Caribe.

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esto dice el diario estadounidense "New York Times"

Chavismo sin Chávez

WILLIAM NEUMAN y GINGER THOMPSON

The New York Times

CARACAS -- En las semanas previas a la muerte de su mentor, la imitación por parte del vicepresidente Nicolás Maduro del presidente Hugo Chávez se hizo cada vez más obvia.

Él ha asumido muchos de los patrones vocales y ritmos del habla de Chávez, y ha repetido con entusiasmo el eslogan ?Soy Chávez? a multitudes de sus partidarios. Él ha repetido los temas favoritos del presidente: menospreciar a la oposición, y advertir de la existencia de planes misteriosos para desestabilizar el país. Llegó incluso a insinuar que Estados Unidos estaba detrás del cáncer de Chávez.

Además, él ha adoptado la manera de vestir del presidente, y siguió al ataúd del mismo en la enorme procesión del miércoles vestido con una cazadora en los colores nacionales de amarillo, azul y rojo, como Chávez lo hacía a menudo.

Pero ahora que Chávez ha muerto, la gran interrogante es si Maduro, de 50 años, su sucesor escogido, continuará imitando al presidente y su estilo poco convencional de gobierno, o si tomará su propia dirección.

?Él no puede parase ahí simplemente y decir: ?Yo soy el Mini-Me de Chávez y ahora ustedes me tienen que seguir? ?, dijo Maxwell A. Cameron, de la Universidad de la Columbia Británica en Vancouver.

La perplejidad sobre qué tipo de líder probará ser Maduro se extiende a Washington, donde los responsables de la política de Estados Unidos llevan meses e incluso años analizando a Maduro para determinar si él podrá brindar una apertura para lazos más estrechos entre ambas naciones.

Funcionarios estadounidenses afirman que Chávez, a pesar de sus denuncias públicas de Washington, se esforzó entre bambalinas para mantener firmes las relaciones comerciales entre ambos países, especialmente en el sector petrolero. Ellos recordaron la vez que Chávez llamó por teléfono a un diplomático estadounidense para hablar de política, una extraña decisión para un líder que más de una vez desterró de Caracas a los embajadores estadounidenses y denunciaba constantemente a Washington y sus líderes, usando a veces epítetos groseros. ?Estados Unidos tiene que arreglar esto?, dijo Chávez durante la llamada, relacionada con la expulsión del presidente de Honduras en el 2009. ?Ustedes son los únicos que pueden?.

Debajo de sus fanfarronadas, afirmaron diplomáticos y analistas estadounidenses, Chávez podía ser pragmático, aunque a veces algo ampuloso, y esperan que Maduro lo sea también.

?Yo conozco bien a Nicolás Maduro?, dijo William D. Delahunt, de Massachusetts, ex miembro del Congreso. ?Yo sé que él es un hombre pragmático?.

Estados Unidos se acercó a Maduro el pasado noviembre para sopesar su interés en mejorar sus relaciones. Él respondió positivamente, y las dos naciones celebraron tres reuniones informales en Washington, la última de las cuales tuvo lugar después de que estuvo claro que el estado de Chávez era grave, dijeron funcionarios estadounidenses.

Los venezolanos quisieron intercambiar embajadores de nuevo, pero Washington insistió en pasos más pequeños para ir creando confianza, y pareció que se había establecido un plan tentativo, dijeron funcionarios estadounidenses. Pero luego las charlas se estancaron este año y no se han reanudado, lo cual ha dejado a los funcionarios estadounidenses preguntándose sobre las verdaderas intenciones de Maduro hacia Estados Unidos.

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OTRA NOTA PUBLICADA POR EL DIARIO ESPAÑOL MONÁRQUICO ABC
Justin Timberlake se burla de Chávez en un programa norteamericano

Día 10/03/2013 -
Se disfrazó de Elton John y parodió «Candle in the Wind» con la vida del fallecido líder bolivariano



La última emisión del famosísimo programa estadounidense «Saturday Night Live» (SNL) tuvo como estrella invitad al cantante y actor Justin Timberlake.

En uno de los 'sketchs' del programa, Timberlake se disfrazó del cantante británico Elton John y, parodiando el tema que éste dedicó a la entonces recién fallecida Princesa Diana durante su funeral en 1997, «Candle in the Wind», interpretó la canción completa versionada para el difunto mandatario venezolano Hugo Chávez.

«No conocía muy bien a Hugo Chávez, pero un trabajo es un trabajo», comenzó diciendo Timberlake sentado tras un piano. Algunas de las «perlas» que el cantante dedicó a Chávez fueron: «Y a mí me parece, que viviste tu vida como una vela al viento, si una vela pudiera sacar dos pistolas en una conferencia de prensa».

Además, describió a Chávez como un hombre con «estilo», al que «le gustaba usar la bandera presidencial». «Usted dijo que los EE.UU. eran la causa de los terremotos y rechazó la Coca-Cola Zero. Y en su hombro lleva su loro con una boina roja», cantó.

La letra de la peculiar versión de Timberlake destacaba que Chávez contribuyó a hacer de su país la capital mundial del secuestro, aunque «aumentó la producción de leche en casi un 50 por ciento» y organizó su propio programa de televisión, «Aló, Presidente».

«Fuiste un héroe para tu gente, y nunca abandonarás la pelea. Te echaremos de menos Hugo Chávez... porque estoy en vivo en Saturday Night Live!», concluía el tema.

El revuelo en las redes sociales, especialmente entre usuarios venezolanos, no se hizo esperar. Numerosos comentarios en Twitterarremetieron contra la versión de Timberlake hasta convertirla en 'trending topic'. «Justin Timberlake no solo se burló de un ser humano que acaba de morir y que no todos querían, sino de la bandera de 30 millones de personas», comentaba una usuaria.. 


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UNA NOTA FINAL ILUSTRATIVA SOBRE LO QUE SIGNIFICÓ LA CAMPAÑA DE TERRORISMO MEDIATICO EN LA PRENSA ESPAÑOLA

Tiempo de odio
La prensa española y la muerte de Chávez

por Rodrigo Soto



Los titulares de la prensa española esta mañana del 6 de marzo despliegan a toda página la muerte de Hugo Chávez con un orgullo ideológico que se resume en los encabezados de la página y los contenidos de articulistas españoles que han hecho carrera la última década, siempre intoxicando a los lectores con su prejuiciosa mirada sobre los procesos sociales latinoamericanos. Desde anoche los tertulianos políticos del statu quo se reparten por los platós de televisión sonriendo y volviendo a repetir con insistencia que ha muerto el dictador, el populista de las payasadas, el demonio de los venezolanos y del mundo económico libre. Aquella verborrea hilvanada con juicios valóricos y lugares comunes que no aportan nada para el análisis, son intercaladas con las imágenes de un Hugo Chávez cantando unas rancheras en México, llamando señor azufre a Bush en el estrado de la ONU, también aparece el ¡gringos go home! de una locución del programa radial Aló Presidente. Y bueno, estamos en España, así que no puede faltar la imagen del por qué no te callas del monarca repetida hasta la saciedad como una pieza publicitaria más de la llamada Marca España.
Hoy la llamada prensa seria de difusión nacional (ABC, La Razón, El País, El Mundo) ha hecho un alto en la corrupción política que involucra al Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Por un día dejan de contar parados, de anunciar otro recorte social más, de imprimir algún brote verde económico que no puede estar más que en la cabeza de un economista neoliberal. Hoy se deja a un lado la crisis global española (económica, social, institucional, política, de sentido común) para ser una sola voz contundente que con algarabía publique la crónica de una muerte anunciada de su enemigo latinoamericano. En las redacciones de estos periódicos desde hace más de una década que comenzaron a redactar obituarios sobre la figura de Chávez confundiendo la realidad con la ficción, y confirmando, una y otra vez, el daño que ha causado a una población entera el haber nacido en una Unión Europea revestida como frontera económica norte-sur y globalizada en los márgenes del eurocentrismo para entender el mundo.
De ahí que no sea extraño que esta mañana lluviosa antes de coger la prensa, me encuentre a un hombre de no más de cuarenta años repitiendo a quien lo quiera escuchar que se ha muerto el dictador. Entro al ruedo y le pregunto si sabe que aquel dictador ganó 12 elecciones en 14 años avaladas por la comunidad internacional. Se me queda mirando con desprecio, no alcanzo a percibir si es ideológico o racial, sólo se que mi comentario no le ha gustado para nada. Para mi sorpresa, coge la revista gráfica El jueves y se va caminando bajo la lluvia. Una señora más decidida, con una piel de animal que le aprieta el cuello y con aires de burguesía de medio pelo granaína dice derechamente ¡que bueno que se haya muerto el rojo hijo de puta!, coge El Ideal de Granada y para no quedar desinformada también un ejemplar del ABC. Un chaval que se resguarda del aguacero y no tiene intención de comprar nada, ojea los titulares con rostro serio y se va rápido a la búsqueda de un cajero para tirar la bolsa de dormir. Sólo falta que aterrice el venezolano antichavista que conozco hace un tiempo y que dice venir de un planeta llamado Orión, así que prefiero enfilar por la calle y dejar que la lluvia golpee el rostro. En seis calles de vuelta a casa intento trazar un mapa mental español que sintetice el origen del odio hacia la figura de Chávez y el menosprecio a los movimientos sociales latinoamericanos.
Es un hecho que la alianza del pensamiento único de la prensa española contra Chávez y el proceso político del pueblo venezolano, quedó sellada en los días posteriores al fracasado golpe de estado civil y militar que duró 48 horas en abril de 2002. Por entonces el Gobierno español de José María Aznar no sólo conspiró para quebrar la institucionalidad democrática venezolana sino que fue el primero del mundo en reconocer a la junta golpista que no duraría mucho. Todos habían participado desde sus trincheras en el mayor ridículo internacional español y quedaban en evidencia. Ahí está la hemeroteca para el que tenga sus dudas y también los cables sediciosos entre Madrid y su embajada en Caracas. La llamada prensa seria española y sobre todo el diario El País dio cobertura al andamiaje golpista y no pararían más en su lucha mediática desenfrenada, a veces colérica, contra Chávez y sus partidarios. Siempre apoyados por la derecha católica española que editan los pasquines de tirada nacional ABC y La Razón, junto a los eternos conspiradores autodenominados de derecha (neo) liberal y su periódico El Mundo.
Por aquí emanó el virus de odio que desde hace una década recorre España. Estos son los responsables de haber ensanchado el desconocimiento sobre lo que viene sucediendo en el campo social latinoamericano desde la mitad de la década de los noventa y que la mayoría del pueblo español desconoce porque lo intoxican día a día con conceptos como dictadura, populismo, petrodólares, influencia castrista, libertad de expresión, oposición reprimida?, para luego desde ese campo semántico articular un discurso informativo sin mayores elementos que la de su base de datos ideológica y nacionalista. Para estos medios (directivos, editores y periodistas que suscriben las notas) su visión de la llamada Iberoamérica sólo existe tras un acuerdo comercial ventajoso para sus anunciantes; las grandes empresas de capital privado español que con Chávez vieron peligrar su negocio en donde hasta entonces todo estaba permitido.
Ahora, cuando el cadáver de Chávez recorre las calles de Caracas bajo una multitud que lo despiden con un hasta siempre comandante, ellos se afanan en redactar sus crónicas que hablan con soltura de una transición política que llevará a su oposición a ser gobierno y que sólo ahí nacerá una verdadera Venezuela. Algunos se han apresurado -una vez más- a vaticinar la caída del sistema cubano por la falta de petróleo a precios rebajados que se dispensaba con Chávez. Se insiste en la majadera idea de que el cáncer ahora se extenderá por el cuerpo social latinoamericano que después de décadas de neoliberalismo extremo volvió a ser sujeto social rebelde, organizado y transformador. Hay mucha nostalgia contenida en las redacciones españolas que les gustaría volver a titular a doble página como en los años noventa: ?La reconquista económica española en A.L.?. Les encantaría volver a creer que su majestad el Rey es un elemento indispensable en el desarrollo político latinoamericano y que cualquier cambio político en la región debiera estar supeditado a la moral de la transición política española, que por estos días, se desnuda ante sus ciudadanos.
Cuantas botellas de cava -no catalán- se descorcharán estos días en las redacciones de Madrid, imposible saberlo. Sospecho que Vargas Llosa lo celebrará con la familia neoliberal ahí donde esté por el mundo con un buena cosecha de tinto, a Yoaní Sánchez me la imagino en su apartamento de La Habana alternando un mojito mientras termina su crónica sobre la muerte de Chávez, en los próximos días quizás nos sorprenda con otra de sus detenciones express, es probable, que en un ataque para llamar la atención de sus acreedores internacionales se autoinculpe de haber inoculado el cáncer que mató al enemigo de sus amigos. José María Aznar se fumará un puro al lado de la chimenea del salón de su casa mientras mentalmente repasa los proyectos aparcados de la multinacional del oro Barrick Gold en Venezuela, de la cual es consejero. También se dará tiempo para redactar un documento político hacía sus amigos de derecha, empresarios, a la burguesía local, y a los hombres de bien con poder de decisión e influencia para que cierren filas con Capriles y crean de una vez por todas que ahora es cuando el neoliberalismo por fin triunfará en todo el continente.
Yo por mi parte me tomaré una cerveza, descorcharé la botella y el primer trago será para la pachamama, para la madre tierra de la vida y la muerte que siempre en Latinoamérica nos ha regalado una buena cosecha de hombres y mujeres nuevos.  

FUENTE. REBELION

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