jueves, 20 de marzo de 2014

Historia de España.

LA MEMORIA HISTÓRICA COMUNISTA



Profanación de tumbas en una iglesia barcelonesa, durante la Guerra Civil,
cometida por los "demócratas" cuya "memoria" reclama la izquierda española
 
Por Guillermo Rocafort
 
La nueva Ley andaluza de inspiración comunista que penalizará con fuertes sumas de dinero a los que, según ellos, hagan apología del Franquismo, es una vuelta de tuerca más contra la Verdad Histórica.
 
No se puede tapar el Sol con un dedo, por muy amenazador que sea éste.
 
Dentro de diez años o a lo sumo quince, la figura de Franco y su obra estarán completamente rehabilitadas en España, y lo saben.
 
Han robado y especulado tanto que lo que conseguirán no será que abran la tumba del Caudillo para quemar sus restos sino para conseguir clonarlo y colocarlo de nuevo en la Jefatura del Estado.
 
Que un partido como Izquierda Unida, cuyos miembros más destacados sean sujetos como “Gaspy” Llamazares, especulador de fondos de inversiones con un patrimonio superior a los trescientos mil euros, o un Vicepresidente de la Junta de Andalucía, que aprovechó para ampliar su Palacete el piso de su vecino desahuciado por el Banco, o un Alcalde de la Nueva Atapuerca, como Sánchez Gordillo, famoso asalta supermercados y supervisor de agresiones a cajeras indefensas, sin olvidarnos del Presidente del Sindicato Comunista, CC.OO., famoso también por su ático cuadúplex de protección oficial y organizador de huelgas generales desde sus cruceros de lujo por el Mar Báltico, y que todos ellos sean los paladines del ataque al que ya no se puede defender y destructores de su recuerdo, no hacen más que engrandecer su figura a los ojos de las generaciones futuras que nacerán ya hipotecadas por esta nomenklatura comunista sacamanteca y ávidos de empezar a hacer Justicia, empezando por la Historia.
 
Estos “vividores” del esfuerzo ajeno se disponen ahora a organizar una nueva quema de libros, un progresista akelarre de amenazas y sanciones históricas, un amedrantamiento moral y coercitivo contra las personas leales al Pasado.
 
Basta con verles a ellos, su inmoralidad y latrocinios, su odio y revanchismo, para que en un periodo de tiempo razonable pasen a ser de acusadores a acusados, de desahuciadores a desahuciados de la política, de apremiantes a apremiados, de censores y delatores de la Historia a despreciados por ésta...
 
Ese punto de inflexión político e historiográfico lo están acelerando con su fanatismo africano e irrespondabilidad.
 
Y cuando ese día llegue, sus nombres serán arrojados al sumidero de la Historia, a las páginas de las Cloacas, a lo más profundo y asquereroso del pozo negro de nuestros recuerdos.
 
Y será una nueva Victoria de Franco, al más puro estilo del Cid Campeador después de muerto, porque ésto, Señores, sí que es una constante de la Historia de España.

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