sábado, 15 de diciembre de 2012

"Chiche" Gelblung.


Por: Andrea Taboada 
 ‘No hay lujos en este enorme living. Una mesa ratona de vidrio está sostenida por libros y predomina un gran sillón. Se ven fotos de sus nietos, sus hijos y de su mujer, Cristina. Chiche Gelblung recibe a Viernes muy distendido, lejos del provocador que se ve en público, y de inmediato invita a la cocina. Vista panorámica con alcance hasta la costa de Uruguay desde este piso 24. El periodista se entrega a la charla junto a Lupe, su perra chihuahua.
Viernes: Usted trabajó en todo tipo de medios. ¿A cuál considera que pertenece?
Chiche Gelblung: Yo soy de la tinta, es lo que más disfruto. Debo reconocer mis orígenes, y lo que más me divierte es el papel. De todos modos, me apasiona todo lo que hago. Establezco una relación muy intensa con los lugares donde trabajo, me comprometo demasiado, me involucro. De otra manera, no lo podría hacer. Soy intenso. Este trabajo no tiene horarios, compromete sentimientos personales, tiene conflictos ideológicos. Muchas veces tocás y herís, depende de la sensibilidad de la gente.
V.: ¿Le gusta estar en la trinchera o dirigir?
Ch.G.: Yo tuve siempre tareas de mucha responsabilidad. Me interesa más la edición que la realización, me apasiona más pensar que hacer. En la etapa de Ámbito Financiero, cuando escribía, para mí era un esfuerzo sobrehumano. Hacía mucho que no escribía y me probé que podía volver a hacerlo. Me divierte pensar las tapas, editar; soy mejor productor que conductor.
V.: .¿Se deduce que extraña la gráfica?
Ch.G.: Sí, la extraño, pero a mi modo la sigo haciendo por internet con dos portales, Diario Veloz y Rating Cero. Igualmente, no me voy a morir sin tener un diario de papel. Ese proyecto lo tengo para el próximo año.
V.: ¿Cuál sería el estilo de ese proyecto?
Ch.G.: Los diarios de hoy deben ser más interpretativos, deben apuntar al análisis, y mucha más investigación.
V.: Si hubiera estado al frente de Clarín en este contexto, ¿qué hubiera hecho?
Ch.G.: Es muy difícil porque es el día a día. Algunas cosas habría hecho igual, otras muy diferente. Yo creo que hay un exceso de querer buscar el pelo en la sopa. Eso hay que hacerlo sólo cuando se justifica. Hay cosas de Clarín que son de alto periodismo y otras que a mí no me gustan. En la pelea con el Gobierno, en algunas cosas hubiera sido más objetivo y en otras hubiera defendido con uñas y dientes la posición del Grupo. Creo que muchas veces Clarín sobreactúa la oposición. Yo no lo hubiera hecho.
V.: ¿Cuáles, por ejemplo?
Ch.G.: Por ejemplo, hace unos días salió una reproducción de un artículo del diario El Mundo, de España, donde decía que los argentinos comprábamos un producto en la góndola de un supermercado y que cuando llegabas a la caja ese producto valía diferente. Eso fue en la época de la hiperinflación, hoy no es la realidad. Yo no lo hubiera publicado, porque no es cierto. Creo que no lo deben haber leído y lo publicaron igual. Es un grave error.
V.: ¿ Y con respecto al Gobierno frente a Clarín?
Ch.G.: El Gobierno puso como enemigo al periodismo, y nunca es el enemigo. El periodismo cumple sus funciones. Una de ellas es molestar a todos los gobiernos. La gente hoy no se siente representada por los diputados y senadores. La sociedad estableció que los medios son el vehículo para criticar al poder. Por eso molesta, pero esto pasa en la Argentina y en el mundo. La televisión, los diarios y la radio hoy son la expresión de la gente. Cuando empezó el siglo XXI le consultaron a Umberto Eco cuáles serían los grandes desafíos, y él dijo: La falta de trabajo, las guerra étnicas y la lucha entre los gobiernos y la prensa para ver quién tiene más poder.
V.: ¿Principales méritos y defectos de este Gobierno?
Ch.G.: Ha tenido aciertos importantes, crecimientos fabulosos, pero que no llegaron a capitalizarlos. Estamos excedidos en el gasto público, no ha combatido adecuadamente la corrupción, una cuestión inherente al poder mismo. En ese sentido, tiene una deuda pendiente, tendría que hacer su propio juicio.
V.: ¿Cómo la ve a Cristina puntualmente?
Ch.G.: Cristina es una mujer muy inteligente, de gran temple, pero la veo sola.
V.: ¿Sola?
Ch.G.: Sí, sola, con escasa contención. No debe confiar en mucha gente. Y además libra batallas personales que no debería. Ella tiene pasta para ser una gran estadista, pero deja de serlo cuando baja a la confrontación cotidiana. Cuando hay cacerolazos y manifestaciones, hay que tomarlos como un dato de la realidad, pero no te podés pelear con la gente. Si hay una o un millón de personas quejándose, algo tengo que revisar. Probablemente no cambie nada, pero por lo menos analizar qué es lo que se está haciendo. A la crítica hay que oírla, no negarla. La Presidenta debería estar siempre un paso más arriba. Además tiene un sistema de aplaudidores que ella debería modificar, la gente no les cree a los aplaudidores. No es necesario ser tan entusiasta.
V.: ¿Cree que se le falta el respeto a la figura presidencial?
Ch.G.: Sí, no me gusta la falta de respeto. Pero cuando te exponés demasiado… Yo mismo le dije una vez a Nelson Castro: Vos no podés decir de la Presidenta que es mentirosa, yo no lo haría nunca. Otro tema es el humor, la política siempre tuvo humor, por ejemplo, la caricatura que hace la imitadora Fátima Florez, en el programa de Jorge Lanata.
V.: Muchos periodistas y medios se quejan de que sólo habla por cadena nacional.
Ch.G.: No me gusta. Debería hacer conferencias de prensa, no todos los días, claro, y los medios deberían enviar a los mejores periodistas, los que pueden confrontar con sustento e información, no a cronistas que recién comienzan, con todo respeto lo digo.
V.: ¿Cuál es su postura frente a la concentración de medios?
Ch.G.: La concentración de medios nunca me gustó, yo soy defensor de la ley de medios. La concentración no es buena, es mala para los periodistas, es mala para el país. Para los periodistas es terrible porque si vos te peleás con un medio, te peleás con veinte medios, te quedás sin opciones de trabajo.
V.: ¿Cómo lo vive en el Grupo Clarín, ya que trabaja en radio Mitre y Canal 13?
Ch.G.: En el grupo a mí no me pasa. Yo desde Mitre critico algunos temas de Canal 13 y trabajo en él y también critico a Clarín. En varias ocasiones Clarín me trata mal. Pero de todos modos me siento respetado, a mí nadie nunca me llamó para decirme nada a pesar de mis críticas. El diario nunca me ha elogiado, habla mal de mí y yo me defiendo. Cuando me maltratan, yo maltrato.
V.: ¿Cuál es su posición frente a la nueva ley de medios y a la desinversión?
Ch.G.: El problema de la ley de medios es cuando se legisla para atrás. Creo que en esos artículos se equivocaron; hacia adelante, sí. No me gusta que un medio tenga todo en una ciudad, una radio, un canal de televisión, un canal de cable. Acá y en ninguna parte del mundo, pero acá ya se dio. Me parece que obligar a la desinversión es un error. Hacia adelante podés, pero legislar hacia atrás, no.
V.: ¿Por qué razón?
Ch.G.: Porque hay derechos adquiridos, inversiones realizadas. Ahora si querés expropiar, hacé una ley de expropiación, eso está dentro de las atribuciones del poder. De todos modos, expropiar medios de prensa es complicado, son atentados a la libertad de prensa y a la libertad de expresión.
V.: ¿Se imaginó que daría el pase a Jorge Lanata, ambos como emblemas del Grupo Clarín?
Ch.G.: ¿Por qué no? Las circunstancias te unen. Con Lanata siempre tuvimos buena relación. En algunos temas estamos de acuerdo, en otros no; es más, le dije al aire que su pelea con Víctor Hugo Morales no me gustaba, porque ninguno de los dos se merece esa pelea.
V.: ¿Por qué?
Ch.G.: Porque yo no creo que haya sido un colaboracionista de la dictadura uruguaya. Sí debo decir que no me gusta el estilo de Víctor Hugo.
V.: ¿Qué no le gusta?
Ch.G.: Me parece aburrido, y no me gustan los periodistas que se hacen oficialistas. El periodismo siempre debe mantener distancia del poder, yo nunca voy a hacer periodismo oficialista.
V.: Siempre lo señalan como un provocador y de buscar el morbo.
Ch.G.: Ninguna de las dos calificaciones me molesta. En todas las miradas periodísticas hay algo de morbo. Cuando fue la voladura de los trenes de Atocha en España, el diario La Nación publicó una foto donde había mutilados. Esa fue una publicación de una realidad dramática, que tiene morbo. Hay gente que le gusta ver cosas con morbo. Yo no soy buscador del morbo; si la realidad lo impone, lo muestro.
V.: ¿Se arrepintió de algo que haya realizado?
Ch.G.: Sí, miles de veces. Recuerdo cuando hicimos la reconstrucción del caso Cabezas. Quemamos una cabeza de cordero para probar que la bala no se había derretido dentro de la cabeza: Me arrepentí, fue muy impactante y duro.
V.: ¿Y trabajando en la gráfica?
Ch.G.: Sí, de la foto que publiqué en la revista Gente de Mirtha Legrand. Se la veía en malla con celulitis. Tenía 24 años y estaba al frente de la redacción y la mandé. Con el tiempo pensé: ¡qué jodido, eso no se le hace a una mujer! Hoy tengo una mirada más comprensiva, pero no me gusta autocensurarme ni censurar. No hay temas prohibidos en el periodismo.
V.: ¿A qué periodistas admira?
Ch.G.: No admiro a ningún periodista, no tengo admiraciones profesionales, tal vez cuando era chico, sí. Quería ser como Horacio de Dios, como Bernardo Neustadt, pero cuando los conocí, no quería ser como nadie.
V.: Se lo escucha en la radio discutir fuerte con sus productores y por eso lo señalan como maltratador…
Ch.G.: Soy exigente, que es distinto. Yo no maltrato, convierto en el aire lo que algunos periodistas hacen por la espalda, prefiero hacerlo de frente. Muchas veces lo hago en broma como parte del show. Sí soy muy exigente, pero no exijo nada que yo no pueda ser capaz de hacer. Si digo, andá a hacer una guardia tres días seguidos, por ejemplo, es porque yo lo hice, y si tenía que estar tres días en un techo lo hacía; sin comer, sin tomar agua, estaba.
V.: Fue víctima en varias oportunidades de robos, incluso entraron a su casa con armas, ¿tiene miedo?
Ch.G.: Obviamente no quedás bien, ni tranquilo. Estaba mi familia de por medio. Es difícil porque uno nunca sabe cómo puede reaccionar. Por suerte, puedo contarlo y mi familia está bien. Cuando le pusieron el arma en la cabeza a mi hija, le corrí el arma al ladrón, y le dije: Vos no vas a matar a nadie. Reaccioné sin pensarlo, nos salvamos, pero sin dudas hubiera disparado.
@andretaboada
BIO
La Paternal, 1944
Estudios: Escuela Antonio Devoto (primaria).
Está leyendo: El hombre gris, de Jorge Asís; y 1984, de Haruki Murakami.
Diarios: Todos, pero cruzados; y medios electrónicos.
¿Prefiere trabajar con hombres o con mujeres?: Con mujeres, son más serias.
Miedos: A las enfermedades, no a la muerte.
Se define como: Autodidacta.

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