Grondona, recuerdos de cuando era sólo Marianoby Manuel Lichtenstein |
El último Domingo 23 de diciembre de este año, el Dr. Mariano Grondona, recordó en su programa, Hora Clave, su pasado de joven imberbe, como antisemita.
Realmente su borratina del pasado es insostenible. Pero en las grandes confluencias de la vida, el antisemitismo siempre estuvo prendido en todas nuestras esferas sociales, pero mucho más en los ámbitos católicos que, por razones históricas en décadas pasadas, la Iglesia fue una Institución reaccionaria enquistada en un fascismo virtual, primordialmente antisemita.
En verdad, no es comprensible ni admisible a cristianos antisemitas, pero ¿cómo irían a renunciar a semejante flagelo de la sociedad, si también para los católicos, los judíos les veníamos al pelo, como chivos emisarios, siempre a mano.
En el caso del Dr. Grondona, aun a pesar de su tierna juventud, no tenía derecho a ser antisemita, sobre todo que fue un gran abarcador de conocimientos históricos y culturales, por los cuales, tenía la posibilidad de administrar acontecimientos irreversibles.
Por otra parte, la Iglesia Católica, se encargó de pasar por alto, lo que afortunadamente, en la actualidad, está bastante superado.
La evolución del Dr. Grondona, circunstancia que también le cupo a muchos intelectuales y estudiosos, que se cruzaron de vereda para investigar y concluir que para los judíos no existían razones válidas como para soportar durante dos mil años, la trágica e injusta acusación de deicidas y en la que seguramente el Dr. Grondona por una supina ignorancia, en los primeros años de su carrera, lo aceptaba como un hecho históricamente cierto.
Grondona, sin embargo no tenía derecho a sostener un antisemitismo sin causas sólidas y válidas y que muchos años después, desmadró de sus alforjas intelectuales cuando el más santo de todos los Padres de la Iglesia Católica, el inolvidable e irrepetible Juan Pablo II, nos reconoce a los judíos como los hermanos mayores de toda la grey cristiana.
Con absoluta convicción, creo que el Dr. Grondona, desde que pegó el salto de una vereda a la otra, se nutrió de muchos colaboradores e invitados judíos en su programa de Hora Clave que lo prestigiaron y valorizaron en relación a su teleaudiencia.
Creemos con sobrada razón, que nadie tiene derecho a ser anti semitas, anti judíos y ni siquiera anti israelíes. ya que como contra partida de las circunstancias, los judíos proporcionalmente hemos contribuido sobradamente al desarrollo de todas los ítems culturales y científicos que mueven al planeta en general, con una notable y actualizada diferencia como es la de recibir una bofetada en nuestra mejilla de judíos y, que en lugar de poner la otra, empíricamente la devolvemos con la pasión de judíos, la sabiduría de los que saben y la exaltación de la vida humana, sin que importe de sus destinatarios, su raza, religión, origen y otras yerbas.
Estos comentarios valen, a mi juicio, no solo para referirnos a Grondona, a quien por razones obvias, pondero en su verdadera dimensión, ya que para los que saben, es uno de los periodistas politólogas mas lúcidos y sobresalientes de los medios de difusión, sino que también le cabe a muchos antisemitas que si los apuramos un poco, no sabrían decirnos cuales son las verdaderas razones de su anti.
El antisemita es en definitiva un preso de su propia complejo de inferioridad. Tomemos a los musulmanes dentro de su contexto. Son aproximadamente 1.200.000.000 de almas que en primer lugar en su mayoría, están de acuerdo que a Israel, y si fuera posible, a toda la comunidad judía, debiera ser borrado del mapa.
Seguramente este paisito que hoy está ubicado entre los que lideran por su capacidad intelectual, cultural, científica y militar, es para el Islam, un forúnculo quisieran hacer estallar, mas hete aquí, que aunque sean los millones que son, se va a volver a repetir la epopeya de David y Goliat.
Esta ecuación ¿pesaba en el bagaje de conocimientos históricos y culturales del Dr. Grondona, en la desafortunada circunstancia de su condición de antisemita?
Manuel Lichtenstein
No hay comentarios:
Publicar un comentario